Miscelaneasmariarosita

  3 febrero 2017:   en el salón al que concurro habitualmente para color y corte suelo llevar material de lectura para el tiempo de espera.   Llevo un libro que estoy leyendo en estos días, es un compilado de diálogos de una periodista con el primer actor Alfredo Alcón, fallecido en 2014.   En un capítulo relata la génesis del estreno de la obra “Recordando con ira” de John Osborne, que estrenó a fines de los años cincuenta y que protagonizó junto a la primera actriz María Rosa Gallo (con la que se rumoreaba mantenía una relación sentimental por aquel entonces).   Este drama teatral era una obra fuerte, debut de un autor que se inscribía en el movimiento de los “angry young men” o “iracundos ingleses”, integrado por un grupo de escritores jóvenes que empleaban los recursos de la crítica social y el naturalismo, o sea el lenguaje más crudo para mostrar situaciones conflictivas que se vivián en la Inglaterra de post guerra y que afectaban a las jóvenes generaciones de las clases más baja

  Febrero 2017.   Voy de compras a Lomas, y me acerco a tomar un café en “Establecimiento de Café” (hoy ya no existe, se encontraba en el solar que hoy ocupa la torre de 31 pisos de Barón Constructora).   Son las 17hs. y hay gente que recién almuerza.   Un señor se trajo la oficina al café o mas o menos.   Aparte de tomar notas leo “La tercera mañana” de Edgardo Cozarinsky porque me encanta como narra y encadena los acontecimientos, es quizá mejor escritor que cineasta, aunque su fuerte sean los documentales de ficción, si bien “Ronda nocturna” es fuerte pero interesante reflejo de la vida nocturna y la sociedad marginal de la ciudad autónoma de Buenos Aires.   Su ficción siempre está basada en la realidad, como sus ensayos.   La atracción también se debe al tono coloquial que emplea.   Me gustó la frase “…en mis tiempos de demorado estudiante de letras” me devolvió a un tiempo dichoso cuando yo era estudiante (no demorada) de historia.    En el primer cuento que integra el libro está

  26 agosto 2017 Conferencia del Sáenz en Manzana de Las Luces, muy interesante el tema de los Últimos tiempos.   Almuerzo en Martínez de Avenida de Mayo.   Día gris, poca gente, no se ve nada llamativo salvo en Corrientes y Talcahuano una pantalla gigante reproducía escenas de películas de Alberto Olmedo porque ese día era su cumpleaños.   Gente haciendo fila para entrar al cine Lorca y un castillo inflable en Corrientes yendo hacía el bajo.   16 septiembre 2017 una troupe de cirqueros en la esquina de Florida y Av. de Mayo.   Conocí la Librería del Colegio o de Ávila, la más antigua de la Argentina. 14 octubre 2017 veo por Av. de Mayo caminando turistas con peinados extravagantes imitando a los gauchos.   En la puerta de un restaurante un mozo está parado como si fuera a invitar a los transeúntes a entrar.   Un chico va tomando mate por la calle, como en el Uruguay.   Somos cuatro personas solas en Martínez, una quinta, una mujer entra para almorzar.   Recordaba a Sylvina Walger,

  15 julio 2017 sábado comienzo de vacaciones de invierno, nublado, húmedo, saliendo de una laringotraqueitis con antibióticos y me falta tomar el último todavía más la cabeza en el aire.   Media mañana en Café Martínez de Lomitas, casi sin gente me parece que muchos se fueron de vacaciones.   Casi al mediodía va cayendo gente, hojeo revista Caras:   gala fundación Gutiérrez Zaldívar (me imagino los comentarios de Rodrigo Cañete).   Wally Diamante, conocido relacionista público, se llamará así por ser oriundo de Villa Diamante municipio de Lanús, tendría que averiguar.   Jésica Cirio dice que el embarazo potenció su amor con Martín Insaurralde (luego ellos se divorciarían, ella se ha vuelto a casar, él pasea en yate con otra señorita).   28 julio 2017, salida de libros a Caba.   Compré algo de Chesterton y “Evita fuera del balcón” de Paco Jaumandreu, que unas semanas antes no quise comprar porque consideraba que el precio del ejemplar ($300 usado) era un tanto excesivo.   Muchos chicos

En un día no identificado de algún año de la década de 1950, a una señora madre de una importante familia del sur bonaerense le hicieron una petición.  Un allegado a su familia le preguntó si podía prestar su casa de estilo colonial sita en las calles Gral. Paz y Meeks, lindera a las vías del ferrocarril Roca en la localidad de Témperley provincia de Buenos Aires, para una sesión fotográfica que sería publicada en un semanario de la época que tenía una sección sobre arquitectura destacada (o sea casonas de estilo como solía decirse).  La dama ante citada accedió y se dispuso a organizar a su prole de 10 retoños ya que las fotografías se tomarían fuera del horario escolar.  En la fecha prevista se apersonó el caballero con un fotógrafo, la señora se ubicó con los niños en una habitación y cerró para evitar inconvenientes.  Se sorprenderán de que la dama aceptara mostrar al público su casa, pero en aquella época de la Argentina feliz e inocente era muy común esa práctica y hasta había

 (2019) Era septiembre de 1976 y papá había tenido que encargarse de la reducción de los restos de mis bisabuelos y tío abuelo materno, restos que moraban en un nicho del cementerio de la Chacarita , que tenía un arriendo por 99años, pero un cambio de reglamento obligó a esa cuestión.   Por lo tanto, papá marchó a necrópolis del oeste capitalino, para que dichos restos pasaran por el “fuego purificador” única manera de reducción para trasladarlos a la bóveda familiar del camposanto de las Lomas de Zamora, ya que la encargada de hacerlo, es decir mi mamá no podía.   Luego de relatar en la sobremesa nocturna los pormenores lúgubres, tétricos y aún grotescos del trámite papá contó que al entrar al susodicho Templo Crematorio de Buenos Aires, vio la estatua de José Ingenieros, dato al cual mamá respondió que estaba ese monumento allí porque al morir lo habían cremado y dispersado sus cenizas (Aclaro que ese era el tenor de las conversaciones de sobremesa familiares, tanto diarias como noct