EL MISTERIO DE LA TUMBA DE JOSÉ INGENIEROS

 (2019)

Era septiembre de 1976 y papá había tenido que encargarse de la reducción de los restos de mis bisabuelos y tío abuelo materno, restos que moraban en un nicho del cementerio de la Chacarita, que tenía un arriendo por 99años, pero un cambio de reglamento obligó a esa cuestión.  Por lo tanto, papá marchó a necrópolis del oeste capitalino, para que dichos restos pasaran por el “fuego purificador” única manera de reducción para trasladarlos a la bóveda familiar del camposanto de las Lomas de Zamora, ya que la encargada de hacerlo, es decir mi mamá no podía.  Luego de relatar en la sobremesa nocturna los pormenores lúgubres, tétricos y aún grotescos del trámite papá contó que al entrar al susodicho Templo Crematorio de Buenos Aires, vio la estatua de José Ingenieros, dato al cual mamá respondió que estaba ese monumento allí porque al morir lo habían cremado y dispersado sus cenizas (Aclaro que ese era el tenor de las conversaciones de sobremesa familiares, tanto diarias como nocturnas, en días de semana y en sábados y domingos, simplemente a modo de información para no ofender a las almas puras y a los bienpensantes políticamente correctos, lo cual no considero defecto de mi familia, sino que me ha servido el tratamiento de ese tipo de temas para no tenerle miedo a los cementerios).

Pasados los años y con el acceso a Internet inicie una búsqueda en la Web sobre la cuestión, pero no existen datos, solo unas fotos del lugar, pero referidas al Crematorio de la Chacarita, en las cuales se observa al costado derecho de la entrada un monolito con la figura de perfil de Ingenieros esculpido en bajorrelieve, pero no hay referencias sobre el mismo.

De los biógrafos de Ingenieros: Sergio Bagú y Héctor Agosti, solo este último menciona el monumento a raíz de una ceremonia de homenaje a la que asistió.

El mayor detalle sobre la última voluntad de Ingenieros lo describe Enrique Díaz Araujo en su voluminoso trabajo “José Ingenieros” hoy casi inhallable, que tuve la fortuna de conseguir y leer en 2007.

Ahora bien, durante la larga cuarentena del 2020, hurgueteando en Internet descubrí una página de facebook de una asociación de crematorios de la república argentina en la cual reproducían una revista que editó la extinta Sociedad Argentina de Cremaciones, y en cuya portada se podía ver una fotografía más detallada de dicho monumento y con un epígrafe que indicaba que el mismo guardaba las cenizas de Ingenieros en una urna de piedra en su interior, aunque se la podía ver acercándose mucho.  El autor era el escultor ítalo argentino Troiano Troiani.  Parece que lo de la dispersión de cenizas era un mito.  Buscando, buscando…siempre se llega a la verdad, aunque se tarde un poco…

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