SIN TITULO O LO QUE VES DESDE EL BONDI:
El viento soplaba
muy fuerte esa tarde de domingo de invierno soleado, aunque frío, así y todo
fue un hermoso día, porque el viento frenaba la humedad pero no dejaba subir
ese calorcito necesario que proveen los rayos del sol. En la terraza, la soga de la ropa de
parabienes, se habían secado todas las prendas lavadas la tarde del
sábado. Y ese domingo al mediodía,
cuando casi todos se despiertan del sueño era el momento óptimo para descolgar
la ropa y así fue y lo hizo. La fiaca
dominical no ayudaba a desarmar el bollo con toda la ropa seca que debió esperar
al lunes arrumbada en el lavadero. Al
comenzar la tarea con el recuento de prendas no se dio cuenta de algo: faltaba una prenda interior blanca. Recién se dio cuenta un cuarto de hora
después subió nuevamente a la terraza y cayó en la cuenta del faltante, pero
era tarde, el viento había hecho de las suyas enviando dicha prenda al techo y
muchos pasajeros del colectivo que circula por la calle del frente de la casa,
la habían visto. (El hecho es real, me
lo inspiró un viaje en colectivo hacia la estación de Lomas de Zamora en agosto
de 2022, el objeto que no se puede distinguir si es una prenda de ropa interior
o una bolsa de plástico blanco aun continua en su lugar, o sea arriba del
techo).
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