PAPINI NUEVAMENTE

 Otro desterrado de la literatura católica luego de los años 60 es Giovanni Papini, el potente escritor católico italiano, muy leído en Argentina.  Una de sus obras más conocidas (y seguramente leída en su juventud por papa Francisco) es "Jesús de Nazareth.  Historia de Cristo".  En algunos de sus capítulos afirma Papini que el Reino de Dios crece todos los días con un alma que cambie (o sea que hay que predicar...), que las palabras de Jesús son desnudas, breves, oscuras para los modernos, por su propia sobriedad.  Y esas palabras son también la prosa de Papini, y no la cremosidad empalagosa de ciertos best sellers de librerías católicas, que prefiero no nombrar, con su prosa de etiqueta de chocolatín.  El que busca conseguir el cielo es el santo, Jesús quiere que las bestias se conviertan en santos y con esto aniquila el buenismo, la pseudo misericordia y afirma que se debe predicar la verdad.  Depende de nuestra voluntad responder o no.  Por eso Papini es indigerible para algunos, hoy casi no se lo lee, ni se lo conoce.  Decir que si no hay fe no puede realizarse la promesa del reino es hoy políticamente incorrecto en la iglesia sinodal y simpática, siempre acogedora y en salida...ejem. Para más inri (como dirían los españoles) se destapa con eso que Cristo estaba lejos de pensar y afirmar que los pobres eran solo los pobres materiales.  Son necesarias esas definiciones punzantes para terminar con el pobrismo imperante en la iglesia de hoy.  En un capítulo titulado "El renovador" te espeta que los hombres pueden cambiar a través de la fe operante en Cristo.  Y la frutilla de la torta (contra los amores de letizia):  el deseo de la otra, la mujer del prójimo ya es adulterio, pecado mortal que mata el alma, y muerta el alma, el cuerpo no tiene sostén.   Siguiendo con los mazazos el sufrimiento, el dolor y el temor de Cristo en el huerto de los Olivos fue provocado por saber que habría discordias y divisiones a futuro en la Iglesia, porque le dolió más la traición de Judas que los azotes.  Nos cuenta también que Poncio Pilatos no creía en la verdad, era un relativista (cuantos lo son hoy en la Iglesia militante...), aunque tuvo a la Verdad delante de el.  En su apego al mundo al entregar a Jesús no pudo limpiar su alma.  

Papini también enuncia esta frase que el papa Francisco hizo célebre, sin explicar de dónde la saco:  del orificio excrementicio de satanás cae el oro.  El dinero estiércol del diablo subrayó el pontífice, y algunos hicieron memoria

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