PENSANDO

 

Leyendo la biografía de Fanny Navarro de los autores Marranghello e Insaurralde, observo que hay transcripción de un reportaje en una revista del espectáculo de los años 40 que describe el departamento en el cual vive la actriz y cuenta que poseía una pequeña biblioteca con libros de autores clásicos en sus estanterías, posiblemente algunas jovencitas o no tanto que leyeran dicho medio gráfico buscaban información sobre esos autores, quizá compraran los libros o los buscaran en alguna biblioteca de barrio o también sacaran más referencias de una enciclopedia, o tal vez los pidieran prestados para leerlos o compraran las ediciones económicas de dichos textos que editaba Tor.  Era común también que, en las revistas de la farándula, los reportajes fueran íntegramente redactados por los periodistas, dando un toque personal a las declaraciones de los entrevistados, recordemos que no había ni grabadores, menos celulares.  Tampoco se contaban intimidades en primera persona, si de manera velada lo hacían algunos cronistas, pero como si fueran adivinanzas. No había periodismo de chismes, si de espectáculos.  Al chisme se accedía si tenías algún conocimiento directo de los artistas como ser vecinos, conocer familiares de los astros y estrellas en cuestión, si trabajabas para ellos como personal doméstico, por ejemplo, o si trabajabas en la radio o en el cine, en puestos administrativos o técnicos.  En el caso de mi mamá, no solo era escuchar la radio o ir al cine, tenía familia en el barrio porteño de Floresta, y en ese mismo barrio vivían algunos de ellos como María Concepción César, algunos locutores de radio y músicos, un tío de mi mamá, el tío Pablo era amigo del actor Francisco Petrone y de otros artistas de reparto con los que compartía también feriados y vacaciones en el Tigre.  Mi tío abuelo era la fuente de información directa que tenía mi familia materna en tema de farándula y era obvio que te contaba lo que los diarios y revistas no te iban a largar así nomás.  Otra fuente de información directa era una vecina que trabajaba en los vestuarios de los Estudios San Miguel quien contaba como Daniel Tinayre acosaba a otras actrices delante de Mirtha Legrand.  Aún en tiempos de fuerte politización de la farándula, como el primer y segundo peronismo y los años 70, los artistas se cuidaban de involucrarse en declaraciones que pudieran molestar al público como ocurrió en los últimos tiempos con Daddy Brieva, Pablo Echarri y Nancy Duplaa y otros etcéteras porque los artistas de entonces entendían que se debían al público, cualquiera fuese su ideario político, el publico va a ver al artista si es bueno, independiente de su idea política.  El gran cambio de los artistas que critican al público si no piensan como ellos creo que tiene su explicación luego del fin del proceso militar, de 1983 en adelante, porque muchos querían despegarse de esa etapa, sobre todo los que no estuvieron prohibidos ni exiliados, y el estilo de “patota cultural” que impuso el radicalismo (influido por el pensamiento de la izquierda cultural de Gramsci)

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