EL GATO DEL SUPERMERCADO CHINO QUE MURIÓ Y RESUCITÓ.
Comparto para todos ustedes mis lectores,
el primer cuento que escribí a principios de 2015, está basado en un hecho
real, como verán la realidad tiene más materia creativa que cualquier fantasía.
Una otoñal noche marciana (era un día martes,
nombre que viene de Marte, el dios de la guerra romano) algo fresquita, poco
desolada y sin mucho misterio, una laburante profesora a su casa volvía, a
bordo de un remis. Era el fin de una
larga jornada de trabajo que asomaba al jamón y queso del sándwich semanal, o
sea el día miércoles. Ya cercana la
llegada a su hogar la profesora en el descanso pensaba, mas una visión a través
de la ventanilla del vehículo la inquietó junto cuando se dobla en la esquina
del supermercado chino del barrio.
Resulta que en el susodicho comercio campea a
sus anchas un gato de largo pelaje, negro y blanco, de gran porte. Suele merodear las góndolas del local,
alimentándose de lo que encuentra o le dan los propietarios. Dócil y cariñoso el minino siempre se deja acariciar por la
clientela, formando parte de ella la dama del auto mencionado, admiradora y propietaria
de ejemplares de la especie feliz catus de cuatro patas, abreviando gatos
domésticos. Pero esa noche cual no sería
su sorpresa cuando a la izquierda de su ventanilla vio al gato tirado sobre el césped
de una vereda aledaña. A simple vista,
parecía dormido, tendido cuan largo era.
A simple vista nomás, porque algo raro quedó flotando en el aire y entró
en la mente de la profesora un cierto desasosiego que persistió: creía que el gato podía estar muerto.
Dicha percepción la persiguió varias semanas
cuando se acercaba a hacer sus compras en el chiringuito y buscaba al gato
vanamente. Pero el michi no aparecía. Se
fue haciendo a la idea que su percepción de aquella noche fuera real, que el
animalito estuviera muerto…hasta que una tarde sabatina cual no sería la
sorpresa a ver muy orondo al michifuz dando cuenta vorazmente de un paquete de
comida para gatos. Grande fue su
alegría, lo acarició y así termina el cuentito.
(POST SCRIPTUM: Este hecho real aconteció en el año 2014. El gato es realmente una gata que vive en una
de las casas vecinas al supermercado y hoy por hoy la suelo ver sentada,
tomando sol o durmiendo en el jardín de su hogar, la saludo por supuesto).
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