ALGUIEN NO DESCANSA EN PAZ CAPÍTULO 9

 

Yamila se dirigió a la oficina de Diana del Percio, hija y heredera de Curcio del Percio y gerente in pectore de multimedios “El pueblo”.  Yamila era su confidente y mano derecha, todos los martes a la tarde se reunían a tomar mate y delinear los temas del suplemento de espectáculos y chismes del diario y de la web y el cable.  Yamila también trataba de atemperar la furia de Diana contra el intendente que la había traicionado y abandonado.

-Diana el único tema que tenés es él, cansas un poco…hablemos de otras cosas.

-Yami, él me dejó.

-Y, no vas a ser la primera, única y última mujer abandonada, hay vida allá afuera…

-Era mi única esperanza…

-Te repito que hay vida allá afuera…

-Pero lo que me hizo…

-A sus mujeres anteriores se lo hizo, y posiblemente a la actual le haga lo mismo.

-Pero yo…

-Vos qué…

-Es un tránsfuga…

-Ya sabemos…tu energía tiene que ir a tu familia, amigos, la empresa…

Diana bajó la cabeza, muda, inmóvil.

-Bueno, confirmó Yamila, te cuento que la investigación sobre los hechos paranormales en el cementerio va viento en popa, Zeno está sobre una pista que le dio una mujer que encontró una foto en la bóveda familiar y no sabe cómo llegó allí.

Diana seguía sin levantar cabeza

-Además buenas noticias:  Martita Lagorio nos invitó a Zeno y a mí al programa.  Preparemos una nota sobre Nommita Lagorio, la hermana, paralela a la historia de ella…

Diana reaccionó: -Ni se quién era esa hermana…

-Bueno, te puedo ayudar o escribir yo misma la nota, tengo información de primera mano…

Diana se frotó las manos.

-La voy a escribir en mi casa la nota, tengo que irme temprano para ver el material que Zeno trajo del cementerio y editarlo para el programa del domingo.

 

(Yamila tenía siete años cuando su abuela Marícé le hizo ver en el canal de cable “Nostalgiías” una película en blanco y negro titulara “Fervores de juventud”, el primer éxito de las hermanas Lagorio y cuando terminaron de verla le relató este incidente que guardaba entre sus recuerdos más valiosos

Mirá Yami, yo conocé personalmente a esa hermana de Martita Lagorio, que era Normita, mejor actriz que ella, Martita es buena comediante, buena anfitriona y carismática, pero Normita era talentosa de vera, una lástima porque murió muy joven.  Me acuerdo que esa tardecita del escándalo, ya estaba oscureciendo, mi mamá, tu bisabuela Luisa estaba cocinando. Yo la estaba ayudando porque ya había terminado las tareas del colegio, estaba en el secundario.  De a ratos, el tío Pablo, su hermano, tu tio bisabuelo, nos cebaba mate y mi papá, tu bisabuelo José había preparado tostadas con mermelada.  La radio pasaba un programa de fútbol, hablaban de River, el cuadro de toda la familia.  Mi hermano, tu tio abuelo Fernando estaba haciendo los deberes, mi primo El Pibe, también esperaba que su mamá, Emilia, tu tía bisabuela terminara de cocinar que siempre quería que la dejaran sola para estar en la cocina.  Además, su chiquito, Poinchi estaba engripado y en cama, lo cuidaba su esposa la Negra, el Pibe quería que Ponchi durmiera tranquilo y se recuperara.  En el largo terreno de Floresta había varias casas, como departamentos con patio y terreno.  Las ocupaba casi toda la familia, cinco casas en total, la primera la nuestra, la segundo de la tia Emilia, la tercera de la tía Lucía y su esposo el tío Mario, que vivían con su hija viuda Margarita, que no tenía chicos. En la cuarta casa, en el fondo, vivía Rosita, otra hija de la tía Lucía, con su esposo Antonio y dos chicos chiquitos Mariano y María del Carmen.  Y en la quinta casa la tía Flora y su esposo el tío Pepe, que no tenían hijos.  El tio Pepe había trabajado en la Unión Telefónica y le habían instalado un teléfono que no pagaba factura y era también utilizado por toda la familia y la gente del barrio. 

De repente se escuchó tremendo bocinazo y un timbre.  Quien tocó el timbre era Antonio que llegaba del trabajo.  Nos contó que había visto un auto estacionado en la puerta de Barbier y gente alrededor del coche gritando.  En eso llegó un vecino, don Chicho, que pidió entrar a lo de tía Flora para llamar por teléfono al diario La tradición porque conocía a algunos periodistas.  Según me contaron tía Flora y tio Pepe, hablo con gente de la redacción, les contó el lio que había en la puerta de Barbier y que mandaran también un fotógrafo, que los papis Lagorio le estaban gritando a Barbier reprochándole su destrato hacia Normmita, y muchos vecinos, alertados por el barullo habían llegado ahí.  Nosotros vimos todo por la ventana y el resto de la familia desde el pasillo de entrada, tras la puerta.)

Comentarios

Entradas más populares de este blog

RECUERDOS

ALGUIEN NO DESCANSA EN PAZ (CAPÍTULOS 1 Y 2)

APUNTES DE CINE