SIN TITULO
En un piso alto, alguien
se esmera en escribir
su ópera máxima,
su tesis genial para poder
mirar al mundo desde
tan alto sitial
con la luz
de la ventana
en la tarde del
gris domingo otoñal
cuando la noche
cae como un sólido
bloque en el frio
aire de mediados de abril.
La lapicera mueve
con mano diestra
para burilar
la frase genial
que la eleve al
párnaso de la
ciencia natural.
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