ALGUIEN NO DESCANSA EN PAZ CAPITULO 3

 

CAPITULO 3:  EL PROGRAMA.

 

Marisabel no solía ver la programación de multimedios El pueblo…pero ese domingo frío y nublado no había nada en la tele…entonces dejó fijo el canal y escuchó la presentación de Zeno y Yamila, además no tenía ganas de ver “El living…”los invitados de Martita no le interesaban en esa jornada.

 

(Para los menores de cincuenta explicaremos quien es Martita Lagorio.  Esta dama de edad indefinida, aunque muchos aventuren que supera los ochenta, fue una joven revelación de la época de oro del cine nacional, junto a su hermana, la malograda Norma Lagorio, Normita.  Estas chicas que se llevaban apenas un año de diferencia eran hijas de un matrimonio italiano que vivían en un pueblo de la provincia de Buenos Aires, el papá y la mamá tenían una peluquería en la cual el papá atendía a los hombres y la mamá a las mujeres, en estos menesteres los ayudaban los  miembros de su numerosa prole de once hijos:  cuatro varones y siete mujeres. A ellos los llamaban cariñosamente en el pueblo “los papis Lagorio”. Martita y Normita cantaban, bailaban con soltura y tenían cierta espontaneidad para actuar.  Su mamá las llevó a un concurso en la radio, y lo ganaron…pronto filmaron su primer película “Fervores de juventud”.  Eran aún chicas, 15 y 16 años, y los éxitos siguieron:  “La gloria de amar”, “Serenata inolvidable”, “Recuerdo a París” y otras cintas de comedia romántica.  Luego un director italiano:  Antonio di Capodimonte las dirigió en un drama costumbrista de corte neorrealista:  “El honor de la familia Corti” .  En este novedoso formato para las hermanitas, Normita se destacó en un papel dramático inusual para el género de comedia que era la marca en el orillo de las chicas, ya se avizoraba que podría ser una gran actriz si estudiaba, y enseguida los productores de la empresa “Lourdes film”, la familia Marciano, la mandaron a Normita a estudiar al conservatorio nacional de arte dramático…Martita podría arreglarse un tiempo más como comediante y muchacha de cierto carisma…nada más.

Al año siguiente, mientras Martita actuaba en “Policías y ladrones” con el duo cómico Los Gladiolos,  los hermanos Franco y Leo Strafaccia,

Normita obtenía un éxito resonante en el teatro Smart representando a “La locandiera” de Goldoni.  Pero el destino se ensañó con ella cuando unos pocos años después, al terminar una función de “Antigona” de Jean Anhouil sufrió un derrame cerebral en el camarín, y aunque la internaron de urgencia, falleció unas pocas horas después. Tendría unos 26 años.  Martita y sus padres y demás hermanos quedaron desolados.  Martita, a su vez veía como su carrera languidecía con el paso del tiempo, ya no era la chica espontánea que hacía dúo con su hermana, tenía talento como comediante de ahí no pasaba, hasta que un golpe de timón cambio su suerte.  Su casamiento con  el director de cine alemán radicado desde hacía un tiempo en nuestro país:  Gunther Molk, le permitió mantenerse como estrella indiscutida de la televisión, pero esa es otra historia.

 

Ahora, cual era el chisme de primera mano que Yamila conocía por boca de su mamá que había sido testigo presencial con respecto a Normita.  Ricardo Barbutto, más conocido como Ricardo Barbier, era un vecino del barrio de Floresta, en el que vivía también la familia de Yamila.  Su mamá lo conocía personalmente.  Era un niño actor bastante popular, cuya carrera decayó al llegar a la juventud, finalmente se retiró y puso una inmobiliaria y falleció hace algún tiempo.  Barbier conoció a Normita en “El honor…” y fueron novios un tiempo, aunque los papis Lagorio no veían con buenos ojos esa relación,  pero él le era infiel y la abandonó finalmente para casarse con una vedette:  Elena Rubio.  A raíz de esta situación Normita cayó en profunda depresión, descuidó su saludo y no prestó atención a los dolores de cabeza tan fuertes que la llevaron a sufrir ese ACV(en aquellos tiempos se decía derrame cerebral).

Una oscura y fría tarde de otoño los papis Lagorio se acercaron a la puerta de la casa del galancete Barbier y tocaron el timbre, cuando el salió lo increparon echándole la culpa de los sufrimientos de Normita, a raíz del trato que le daba.  Se armó tremenda batahola que los vecinos, salieron a la calle y también abuchearon a Ricardo porque Normita era una chica muy querida además que muchos en el barrio lo veían llevando en su coche a otras señoritas, rumbo a una conocida “amueblada”, señoritas que no eran Normita, obviamente…en eso un vecino avisó al diario “La República” porque tenía un joven fotógrafo conocido, que llegó presto a documentar el incidente.  El fotógrafo se llamaba Curcio del Percio).

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