IMPRESIONES 2

 30 junio 2018

Es sábado 14° de temperatura algo nublado pero tengo ganas de salir, tras cuatro fines de semana con frío, lluvia y faringitis y cansancio.  Francia acaba de eliminar a Argentina en el mundial de fútbol.  Yo ya había decidido venirme al centro, al cine Cosmos Uba, en el cual están dando un ciclo dedicado a Igmar Bergman con motivo del centenario de su nacimiento, con una serie de pelis anteriores a el boom de "El séptimo sello".  Esta que voy a ir a ver que incluye debate se llama "Ciudad portuaria".  Estoy arriba del tren a las 15.10 hs. llegando a Avellaneda cuando se nubla, no lloverá pero hará más frío.  La sala 1 del Cosmos está llena.  Aparte de dos muchachos treintones, soy la más joven del distinguido público, además hay muchos espectadores solos.  Hay un moderador que comienza presentando la película antes de la proyección, pide silencio, Bergman congrega mucha gente, sobrevivientes de la gloriosa época de los cines de la calle Corrientes, el Cosmos original, el Lorraine, los cine clubes, etc. Algunas damas reclaman "El silencio", otra peli muy conocida del sueco, pero no la incluyeron en la selección.  Sin embargo algunas voces exclaman que fue la mejor película del realizador.  El moderador nos explica que esta peli que vamos a ver data de 1948, también se la conoció como "Puerto", El film está a medio camino entre el realismo poético francés, el neorrealismo italiano más intelectual, el de Rosellini, el cine negro yanqui y el psicoanálisis. Los elementos bergmanianos (sic) que se observan en las escenas son la acción de abrir puertas y rejas, el sonido de los relojes  y las campanas, que nos muestran la vulnerabilidad de las personas, los estados opresivos y la estigmatización de algunos seres como las mujeres.  Así y todo tiene un buen final, que apunta a una "redención" pero sin Dios, el gran ausente y el gran buscado de la filmografía de Bergman, es una redención temporal centrada en la formación de una pareja y su felicidad, simbolizada en el escape de ese lugar, la ciudad portuaria.  Claro que generacionalmente, la mayoría de los espectadores se sienten identificados con el tema, porque la película no tiene tiempo de montaje, pero si de vida real. Al salir de la función debate converso con una señora que a pesar de su edad recién descubría al realizador sueco.  De los chicos jóvenes, la chica se fue, pero los muchachos resistieron a pie firme la película y el debate.  Después me fui a recorrer librerías y a tomar algo por Corrientes y después en combi a casita.

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