PERFILES: EL DUQUE DE EDIMBURGO

 La mañana del 9 de abril de 2021 era lluviosa, me despierto cercana a las 8 de la mañana y prendo la radio, escucho las noticias acostada hasta que una de ellas me hace saltar de la cama:  era la confirmación del fallecimiento, a la edad de 99 años, de Felipe Mountbatten, duque de Edimburgo, príncipe consorte del Reino Unido, o sea el esposo de la reina Isabel II.  Durante el desayuno revisé la información de internet primero de medios españoles, hasta que asomó la noticia en La Nación y luego Clarín e Infobae. 

Felipe de Grecia y Dinamarca nació en Corfú, isla de vacaciones veraniegas de la entonces familia real griega, ya que su tío era el rey de Grecia, hermano de su padre Andrés de Grecia y Dinamarca, su madre era Alicia de Battemberg, ambos descendientes de la reina Victoria, “abuela de Europa”.  Era el quinto hijo del matrimonio y primer varón, en un parto rapidísimo, vino al mundo en la mesa de la cocina del palacio neoclásico de Corfú, bella isla hoy meta turística.  Era verano, mes de junio. A pesar de su regio origen su infancia fue díficil, una revolución de las tantas que en el siglo XX soporto el entonces joven reino de Grecia, provocó el exilio de la familia y luego la separación del matrimonio por la adicción al juego (y a las amantes ) de Andrés y por los problemas de salud mental (delirio místico) que afectaban a Alicia.  El pequeño Filip (así lo apodaban) quedo a cargo, repartido, entre sus hermanas mayores, su tío tutor Jorge de Battemberg y los internados en Alemania, ya que dos hermanas suyas casadas con aristócratas alemanes se tomaron en serio el cuidado del chico, sobre todo Cecilia de Hesse Darmstad, a la cual estaba muy unido y que fallecería en un accidente de aviación, Filip tenía 17 años y formó parte del cortejo, silencioso y cabizbajo, rodeado de banderas con la cruz svástica.  Al morir su tío Jorge, dicha responsabilidad pasa al tio Dikie, Louis Mountbatten, que residía en Gran Bretaña y que comienza a forjar un destino deslumbrante para Filip, lo lleva a vivir con él, lo hace ingresar a la Academia Naval de Dartmouth y un día poco pensado, el alto y rubio muchacho, conoce a la princesa Elizabeth, durante una visita de la familia real a la academia. Lilibeth, tal el apodo de la princesa, quedó prendada del bello joven con aires nórdicos, y ambos adolescentes comenzaron a cartearse y la cuestión siguió en crescendo durante la guerra, hasta que cuando estalló la paz, Lilibeth tenía 18 años y el curtido Filip 23 y era ya un hombre que había luchado por el imperio británico.  Pese a la oposición de papa Bertie (el rey Jorge VI) se casaron en 1947, previo otorgamiento de la nacionalidad británica a Filipos (su nombre original en griego) y la no invitación de dos de sus hermanas casadas con ex oficiales nazis.  El resto, desde 1952 año en que Lilibeth paso a ser Elizabeth Regina es historia y bastante conocida.  En un documental se lo ve a Filip ingresar a un supermercado cercano al castillo de Windsor, la clientela presente lo observa y saluda con respeto pero no se le tiran encima, es como que no está pero está.  Por protocolo debía caminar dos pasos detrás de la reina, no estaba pero estaba.  Desde ese 9 de abril de 2021 ese no estar pero estar de Felipe dejo de percibirse,  especialmente sobre la encorvada espalda de Lilibeth.

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