CUANDO VI EN VIVO Y EN DIRECTO A MIRTHA LEGRAND.

 Era el año 1974, más precisamente enero.  Estábamos veraneando en Mar del Plata, justo en su año del festejos por el centenario de su fundación.  Mirtha emitía sus ya míticos almuerzos desde el Hotel Provincial y llegaba al mismo todos los mediodías a bordo de un Peugeot 504 con techo corredizo que le permitía asomar medio cuerpo y así saludar a toda la gente que se apostaba en la calle tal cual un político en campaña.  Un mediodía fresco y algo ventoso, que no daba para ir a la playa, la familia se acercó caminando a la zona susodicha del centro de La Feliz y desde la distancia de media cuadra en una calle lateral a la artería que sería atravesada por el vehículo que transportaba a la Diva de la Nación y después de una no muy larga espera la vimos pasar, bronceada, con un vestido veraniego color verde agua muy estilo setentista, con su cabellera rubia mas bien lacia en ese entonces y peinada con raya al medio, muy parecida a la de las fotos y la tele, no muy distinta a su hoy frisando los 95 años.