HISTORIAS DE LIBROS

 Gran parte de mi vida puede resumirse en una gran biblioteca y la compra de libros nuevos, usados, de saldo, canje o regalos.   La forma de conseguirlos es también una aventura del intelecto y puedo afirmar que cada libro que está en algún estante de mi biblioteca tiene su propia historia, su parto y nacimiento.  No recuerdo cual fue el primer libro que me compré con dinero propio o regalado.  Creo que fue “Los grandes iniciados” de Eduard Schuré o “El discurso de método” de Descartes, o el “Fausto “ de Estanislao del Campo, o “La tercera palabra” de Alejando Casona, o “Las corrientes ideológicas de la historia argentina” de Marcos Merchenskyo “El puesto del hombre en el cosmos” de Max Scheler que tuve que leer para el colegio.  Tal vez algunos que compré en la feria del libro a la que asisto desde 1980.  En 1982 compré en ese evento “Las sociedades secretas” de Serge Hutin, clásico de EUDEBA, lo presté en 1992 pero no me lo devolvieron, lo lamenté mucho. Logré descargarlo en internet y planeaba imprimirlo, cuando a principios de 2019 compré un ejemplar usado en una librería de avenida Corrientes, gran alegría y así justifico mi reticencia a prestar libros. Si lo querés no te lo presto, compro un ejemplar y te lo regalo.   

Si recuerdo el primero que compré en una librería de saldos de Avenida de Mayo, en julio de 1986, fue “Europa y la fe”…es que algunos libros son tan particulares para mi, que su compra era la festiva culminación de un largo derrotero.   En enero de 2006 mi mamá dejó este mundo, un mes después fui a COTO de Temperley, un domingo a almorzar y en la librería del primer piso encontré en oferta a $12 la biografía de Isabel Perón, escrita por María Sáenz Quesada, la consideré un regalo “post mortem” de mamá desde el cielo. También un año después en el mismo lugar pude adquirir a bajo precio la biografía de José López Rega y “Las raíces ocultas del nazismo” de Nicholas Goodrick Clarke , un inhallable y a precio de ganga. En otros casos tardé muchos años pero finalmente alcancé el objetivo, o sea la compra de libros que tuvieran especial interés para mí.  El mayor lapso de tiempo fueron 25 años.  Sin mas ni menos se trataba de “Las sociedades secretas” de Robert Amadou y Pierre Barroucard.  Era un libro editado por Hachette con escasa difusión.  Yo me había enterado de su existencia a través del ejemplar de noviembre de 1982 de la revista “Todo es Historia” que estaba dedicado a la masonería y reproducía un capítulo de dicho libro, muy interesante por cierto.  Averigüé en una librería de Banfield, de la cual era clienta, eran tiempos que ni soñar con Internet.  El librero me dijo el precio del libro, que podía ser encargado, y resultaba un tantito caro para el presupuesto familiar. No fui tampoco a las librerías del centro, el precio no variaba, quedaría para después.  Pasaron los años, y en un nuevo siglo, a principios de 2008, recorriendo una librería muy grande de Lomas de Zamora, encuentro el ejemplar y no dudo en comprarlo, lo leí, lo tengo en mi biblioteca y anote en la portada del mismo una pequeña historia de mi búsqueda.  El médico de cabecera de mi familia, el Dr. W.L.Nóbile, un hombre muy sabio, me decía que los libros buscaban al lector y lo esperaban.  Creo que es totalmente cierto.  

Con la “Introducción a la filosofía antigua” de A.H. Armstrong, editado por EUDEBA y recomendado por mi profesora de Lógica de 5ªaño de la secundaria, tuve mis avatares.  Lo compré en la feria del libro de 1983, y unos días después descubrí que tenía errores de impresión, le faltaban páginas.  Como no podía canjearlo, lo vendí en una librería en Lomas de Zamora.   En el año 2014 grande fue mi sorpresa al verlo, a un precio módico en la vidriera de una fundación orientalista a una cuadra del hospital Gandulfo, que creo que no tenían idea del material que ofrecían.   

Aquella galería antigua que estaba en la av. H.Yrigoyen al 8900 ya no existe, hoy la reemplaza un amplísimo local de venta de artículos ex venta todo por dos pesos regenteado por chinos, pero en los años 80 había algunos locales y no tenía salida a otra calle.  El lugar era algo oscuro pero no inseguro y eso generaba que al entrar un cierto clima de aventura exótica.  Había una librería llamada “Blanco y Negro”, con usados, ofertas, saldos y temas para todos los gustos. En aquel entonces mediados de los ochenta, recién salida de la adolescencia me interesaba la literatura de misterios y esoterismo y esta librería tenía un surtido importante de ese tipo de libros, lamento mucho que haya cerrado.  A principios de 1983, en la gran librería Atlántida de la calle Florida, hoy también desaparecida, un día de verano, acompañando a mi familia, entramos a recorrerla.   Me detuve en un ejemplar de “Los grandes enigmas del cielo y de la tierra” de Alejandro Vignati, un escritor, periodista y aventurero argentino que se había afincado en España e investigaba sobre ovnis, dinosaurios y triángulo de las Bermudas, pero que a su vez era poeta e interesante narrador, lo que pude comprobar leyendo un artículo suyo sobre Drácula como personaje histórico.  Nuevamente ocurrió lo que con el libro de las sociedades secretas, no tenía plata para comprarlo.  En julio de 2015 lo conseguí en una librería de canje, usado y algo desvencijado, pero valió la pena esperar.  Otra jornada memorable para recordar fue mi ida a la Feria del libro edición año 2012.  Compré a sólo $50 “Buenos Aires, vida cotidiana y alienación.  Buenos Aires, ciudad en crisis” de Juan José Sebreli, un clásico. Fue lo que se dice un golazo de media cancha.  Una noche de septiembre de 1996, en la parada del colectivo 51, observé a una señora que delante de mí hacía la fila con el mismo objetivo de abordar alguna unidad de dicha línea.  La señora llevaba un canasto con sus pertenencias y me llamó la atención lo que pude divisar, porque estaba colocado arriba de todo:  un ejemplar del inhallable “De los primitivos al zen” uno de los tomos dirigidos por Mircea Eliade.  No me animé a pedírselo aunque sea para ojearlo.  En 2014 pregunte el precio en la librería “Fray Mocho”, los cuatro tomos juntos valían $700, usados obviamente, desistí y aún espero, puede ser que con Mercado libre pueda alcanzar aunque sea uno.   

 

Otro más: tardé veinte años.  La primera vez que tuve noticias fue a fines de 1999, quizá noviembre.  Fue leyendo el suplemento “Cultura y Nación” del diario Clarín que me había llevado para leer en Gruta de Lourdes para paliar el aburrimiento de los 120 minutos de clase con recuperatorios incluidos.  Mientras leía la reseña me imaginaba tomando un rico café en algún bar de la capital, tal como me había ocurrido mientras veía en casa la película “Buenos Aires viceversa”, hasta olía imaginariamente el aroma del café.  Mi mente me transportaba hasta Ouro Preto en av. Corrientes o en El Gato negro. El libro en cuestión era “El marxismo olvidado de Argentina.  Silvio Frondizi y Milcíades Peña” un regio volumen de más de 400 páginas, tesis doctoral de su autor Horacio Tarcus, publicado por una ignota editorial creo que ya inexistente:  El cielo por asalto (oh…Mayo del 68).  Era muy difícil de conseguir en aquel entonces, yo tampoco tenía acceso a internet en ese momento.  Cuándo lo tuve, un año después me aboqué a su búsqueda y compra.  Tarea ímproba.  Recién en 2015 accedí a una versión digitalizada, que empecé a leer pero no pude continuar, imposible de conseguir en formato papel en las librerías de Corrientes y Av. De Mayo, en una de ellas me informaron que no llegaba la edición a superar el centenar de ejemplares, porque era prácticamente una edición de autor. Volví a sepultar mi interés  en el olvido hasta que la pandemia y el confinamiento de 2020 me llevaron a considerar la opción de Mercado Libre.  A la primera entrada lo encargué, estaba en una librería de Rosario y era el último ejemplar, un tanto carito pero valía la pena después de tanto esperar.  Me lo mandaron y lo devoré en una semana, al libro por supuesto.  

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